A MI HIJA LA PEQUEÑA

Mi Hija la pequeña

 ¡Cuánto me dice tu mirada! Me mirabas y me decías lo mucho que me querías ene ese momento. Ahora te miro yo y te digo lo mucho que te quiero hija. Eras mi enanito, mi piculin, mi niña pequeña, la que no daba guerra, la que hablaba en silencio y me trasmitía paz. Aún lo sigues haciendo hija, en nuestros nuevos encuentros me sigues dando paz y mucho cariño. Pensar en ti me hace sentirme muy orgullosa de mi misma y a la vez de tu persona. Eres como el viento, vuelas y vas por donde sopla, a tu aire, porque siempre vas por donde tú quieres, nadie te marca el camino, tu sendero ya lo tenías forjado desde que naciste, desde que tu madre te engendró en sus entrañas. Eres vida y la vas regalando por donde pasas. Todos te quieren, porque te dejas querer. Todos te admiran porque las cosas que haces y para quien las haces son de admirar. Suerte la mía el tenerte hija, porque aunque vueles como los pájaros en libertad... se que siempre te tengo a mi lado y tu vuelo volverá a la que una vez te pario, sin dolor, con dulzor. Hasta eso lo supiste hacer bien. Te quiero hija, aunque a veces me hagas sufrir... con tu cuerda locura y el no saberme entender. ¡Qué seríamos los padres sin nuestros hijos...! 

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