YA HAN PASADO DOS AÑOS

                                    Publicado el 8 de junio del 2022

                                           "el Periódico de Aragón"
                  


Ya han pasado más de dos años de nuestro confinamiento. Gracias a Dios ya terminó tan amargo calvario. Se difuminó por el ambiente y casi lo llegamos a derrotar. Ya más de dos años y a algunos ya se nos a olvidado.

Pero a otros, a los que perdieron vidas en el camino, ahí seguirá siempre presente esa etapa en sus vidas que no trajo más que amargura y desesperación para ellos. Echamos la vista atrás y solo vemos desolación por nuestras calles vacías y amargura en las residencias donde algunos de nosotros teníamos y por suerte seguimos teniendo familiares en ellas. Cayeron como moscas, aunque suene mal el decirlo; se nos llevaron sin avisar a  muchos de nuestros seres queridos.

No estábamos preparados para lo que nos abatió de golpe en esos momentos, ni mucho menos las residencias donde vivían y pasaban sus días tranquilos nuestros residentes. Les pilló por sorpresa como lo hizo con todos los habitantes de los países del mundo, ninguno se salvó, a ninguno les pasó de largo; mucho o poco a todos abatió con su enfermedad.

Pensemos por un momento, en la suerte que hemos tenido al sobrevivir a ella y el poder estar aquí para contarlo junto a nuestras familias. Sobrevivir a ese virus que nos fue arrebatando amigos, vecinos, gente cercana a nosotros... Y algunos seguimos aquí, con nuestra vida. Aprendamos, saquemos la sustancia de todo lo ocurrido, pensemos en el sufrimiento de los que no pudieron enterrar a sus muertos; ahoguemos nuestras penas en que todo fue un mal sueño. Esto, lo podrán pensar los que no perdieron a nadie en este camino lleno de impotencia, pues muchos fueron así como se sintieron, impotentes ante la situación, pendientes de un hilo a la supervivencia. Los sanitarios, que se exponían y daban la vida por nosotros. Gracias a Dios de nuevo por haber encontrado las vacunas para poder inmunizar primero a las personas que más lo necesitaban. A los demás, nos llegó también, los que no quisieron ponérselas también estaban en su derecho.

Escribo sobre esto porque hoy he pensado en todo lo vivido en ella. No debemos bajar la guardia, sí vivir tranquilos y sin miedo, porque este es el peor de los estragos que nos puede causar. Ante todo, no tener miedo, pero si mucho respeto. ¿Aprenderemos algo de todo esto que nos sucedió, que nos ha sucedido durante toda la COVID?

Sigamos viviendo pero no olvidemos. Nunca se sabe lo que nos puede llegar de nuevo. Estamos en un mundo que el manipular, jugar con lo desconocido, puede llegar a ser mortal.

Nuria Marruedo López





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