NUESTRAS CALLES Y PLAZAS DE TODOS
Publicado 10/VII/2019 en Heraldo de Aragón
Cartas al Director
Todos fuimos niños en su día. Todos, entre ellos yo, salimos de pequeños a la calle a darle unas patadas al balón. ¿Quién de nuestra época de los 80, o anteriores, no lo hizo?. Antes, era normal. No teníamos medida del tiempo ¡Que bonito! Éramos de la generación del televisor en blanco y negro. No teníamos videoconsolas, ordenadores ni teléfonos móviles. Salíamos a jugar, a pasarlo bien con compañeros, amigos, o simplemente con los vecinos del barrio…, hasta que tu madre bajaba a buscarte. Eran juegos como los tacos, las chivas, la taba, policías y ladrones, tula en alto, la comba, la goma… por nombrar solo unos cuantos. Hasta en la antigua plaza de José Antonio, ahora de los sitios, hemos llegado a jugar al balón prisionero. Ahora, sería impensable. La gente, no toda, se queja-y está en su derecho-porque, sin querer, a niños que están jugando al fútbol, se les escapa la pelota y va directa al cuerpo del viandante. Sí, es lógico, si encima te hace daño; o sí, en esos momentos, te encuentras bajo de moral; o simplemente porque tu carácter es así. No creo que los niños lo hagan queriendo y, mucho menos, que pierdan el respeto por ello. Son eso, niños. En el fondo, me alegra verlos. Ver que son capaces de vencer esa irresistible tentación que produce el quedarse en casa enganchados a la inevitable soledad de las nuevas tecnologías, hoy tan adictivas que no dejan casi relacionarse con los demás. Me gusta sentir en mi plaza la algarabía que producen unos cuantos niños jugando a la pelota, aunque, en las noches de verano, casi sea una molestia. En el fondo, es una sensación que creía perdida, que me satisface en lo más hondo. Respeto todas las opiniones, pero debemos convivir todos juntos y, a veces, es difícil.
Nuria Marruedo López.
Zaragoza
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