REFLEXIONES DE FE "NUNCA HAY QUE TENER MIEDO, EL SIEMPRE ESTÁ A TU LADO"
DURANTE EL CONFINAMIENTO
Mi vivir durante este confinamiento, ha sido de mucha cautela... y una alerta continua. He tenido que estar en constante contacto con muchos sospechosos de corona virus y con gente que ya estaba infectada aún sin yo saberlo. Siempre he intentado ir protegida, pero con todo ello siempre estas expuesta en cualquier momento de premura en la atención o desinfección a los sanitarios.
Lo mejor para mi en estos meses de confinamiento, ha sido el haber podido conocer y tener a mi lado, unas personas y profesionales tan maravillosos y tan entregados a su trabajo. Personas, médicos y enfermeros/as que lo han dado todo para atender y curar al que lo ha necesitado, tan arriesgo muchas veces por las prisas en querer salvarlos de contagiarse con el virus. Una experiencia inolvidable para mi. Llena de todos esos valores que a veces escasean tanto entre los demás y echas a faltar alrededor.
Lo peor... Las víctimas de esta cruel pandemia. Los fallecidos que hemos ido dejando por el camino. Aún a pesar de hacer todo lo que se podía. Es duro ver marcharse a las personas en tan sólo un suspiro. Aún más duro todavía, para los familiares que ni si quiera han podido velar a los suyos. Lo peor ha sido eso. La nota de impotencia y dolor que causa el no poder hacer nada porque la vida se escapa de tu lado.
Me ha hecho llegar a pensar que a veces, el ser humano puede... O darlo todo de uno mismo... O llegar a no dar nada, a no entregarse por miedo a lo desconocido.
Los sentimientos que ha provocado en mí son inmensos, por no decir infinitos. Desde dolor y tristeza, hasta la mayor expresividad de alegría... Han sido malos y buenos.
Yo creo, que todo esto que nos ha pasado, todo esto por lo que hemos y he vivido... Ha servido para fortalecerme, para fortalecernos. Para hacerme más fuerte ante la adversidad. Nunca sabemos lo que puede llegar a pasar, nadie nos ha preparado para esto. Por eso siempre tenemos que estar atentos a lo que pueda llegar a ocurrir.
Hoy, en este 2022 leo estas mis palabras de aquel año 2020 y me alegro de casi haber eliminado de nuestro lado ese bicho tan desastroso.
Te doy las gracias Señor.
Nuria Marruedo López
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