Hoy, ahora, estás así. ¿Cómo estarás mañana? y ¿Dentro de dos días?

Cuando tu radiante luz brille en lo alto del universo y mis ojos sientan tu resplandor... Entonces tú me hablarás y yo te escucharé. Entonces yo te diré y tu me escucharás. Nos contaremos todos esos secretos escondidos dentro de nosotras. Esos que durante veintiocho días se han ido acumulando en nuestro ser. Será cuando de nuevo empiece a escribir esos todos tus cuentos, los que cada noche y cada día yo leo y con ellos me entretengo, hasta nuestro nuevo encuentro.

Así paso los días, pensándote, soñándote, imaginándote con toda tu estela, radiante como la primera vez que viniste a mí, a contarme todos esos tus recuerdos, en los que mi imaginación se inspira y escribe todas esas andanzas de amadas y enamoradas, de la vida, del amor que nos depara, de todos esos sentimientos vivos que nos conmueven, nos arropan, acunan y miman nuestras entrañas.

Tenemos suerte de conocernos bien; somos como el agua del océano que cobija y alimenta al todo el que lo acaricia, como los rayos del sol que iluminan la inmensidad del cielo, como la nieve en el gélido invierno que atrapa con su manto blanco todo el sendero del caminante, como el hielo que cristaliza la profundidad del lago para hacer de espejo y reflejar tu estampa e iluminar toda tu grandeza.

Esperaré hasta mañana, o hasta pasado, esperaré hasta que tu voz me llame y llene mis sentidos de tu dulce canción apasionada.

Hasta pronto mi enamorada


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